sábado, 22 de diciembre de 2007

Una historia entre el tiempo y el amor. Pt. 2

Así pues comenzó lo que yo entendía por paraíso. Un lugar donde la felicidad es el alimento de cada día y donde un ángel es la compañía para dispersarte por el tiempo y el espacio. Así pues, logre que esa diosa volteara a ver a este simple mortal, logre que penetrara a mi alma a través de mi tristes ojos y comenzé a ganar un espacio en su gran corazón.

Los días caminan, y mi primera tarea para lograr que ese sueño se enamorara de mi fue hacer que se olvidara de su pasado, que se convirtiera en tan solo un recuerdo de épocas atrás y que solamente existieron para conducirla al amor que llevaba una vida esperándola. Y no fue fácil, pero el sabio tiempo se puso de mi lado, debía entregar mi corazón sin pensarlo pues en ella había encontrado todo lo que alguna vez he soñado. La soledad se transformaba en recuerdo, ella se convertiría en mi luz, mi guía y comenzaba a adueñarse de mis pensamientos.

Resaltaba cada detalle que podía, me quería convertir en la constante de sus pensamientos, a cada segundo que trascurría me enamoraba mas y mas de mi diosa. El humor era importante, su sonrisa podía hacer valer mi día. O un beso!! Sentir la calidez de un beso, la sensación de éxtasis y locura que su labios me brindaban eran comparable con la bastedad del universo.

Mientras el tiempo se escurría, nuestro amor iba creciendo, no solo en palabras y afecto, comenzaba a manifestarse de mil formas diferentes. Se transmitía por el simple contacto de aquellas miradas, en cada roce de nuestras manos y existía hasta en el sudor de nuestros cuerpos.

Y el tiempo nos regalaba siempre maneras de encontrarnos, maneras de amarnos y momentos de ignorarlo. Un diosa se adueñaba de mi amor, pero como si fuera algo tangible, como si tomara las estrellas del cielo y las pusiera en la palma de su mano. O tiempo, aun estabas por demostrar tu magnificencia...

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